Tres años han pasado desde aquel Val Miñor-Madrid: Historia y Cronología del Mundo, un disco fuertemente marcado por la producción y línea de bajos de Ricky Falkner, que aquí, en Casa, parece repetir para dar una vuelta de tuerca al sonido del gallego.
Pero no nos equivoquemos, con Casa, Ferreiro intenta por todos los medios innovar e investigar con nuevos sonidos y formas de hacer canciones, que como anoche confesaba entre risas, parece que se le haya ido un poco la olla con la longitud de los textos.
Su intento de desmarcarse y hacer algo distinto a la par de complejo, está levantando gran expectación en una gira que anoche daba el pistoletazo de salida en Barcelona, ciudad elegida para probar el nuevo set list y ver de que modo y manera podría mutar en un futuro.
Sold Out desde hacía varios días a un precio desde luego nada asequible, la noche empezó de manera tranquila escrutando cada uno de los temas de Casa, servidos con cuenta gotas para alternarlos con anteriores éxitos que son ya a día de hoy, legado indiscutible de Ferreiro como El Bosón de Higgs, El Dormilón o Toda la Verdad, pero era con Extrema Pobreza el momento en el que la gente empezaba a enloquecer y la sala empezaba a convertirse en un multitudinario karaoke, como es habitual en las citas de Ferreiro.
Sorprendía de manera positiva la cantidad de éxitos que la banda rescataba anoche. Iván es uno de esos artistas que han acumulado tal cantidad de himnos, que en los últimos años ha pasado a desechar hits tan necesarios como los que le ensalzaron hace ya más de diez años, y no hablo de su discografía con Piratas, eso es harina de otro costal.
Las Siete y Media y sobre todo Canciones para el Tiempo y la Distancia parecían discos tan trillados que por un tiempo desapareciéron de su legado (exceptuando Turnedo), y que anoche recuperaba con la cabeza bien alta y con plena convicción de que eso era lo que tenía que hacer.
Un público agradecido y entregado y una banda en plena forma que disfrutaba de su largo letargo entregándose al respetable desde el primer momento con Iván más preocupado por bailar que por sentarse a su piano, algo que algunos agradecemos.
Y si, echamos un poco de menos a Martí Perarnau cantando Los Restos del Amor y quizá, ciertos temas de la extensa discografía del gallego, pero es difícil satisfacer a todo el mundo.
Lo que está claro es que este comienzo de gira sólo puede traer cosas buenas a Iván, que ha vuelto a dar en el clavo con el que podría ser el mejor disco de su carrera.
No se lo pierdan.
FOTOS: ANDREA MEMBRADO.
